Ayer, como estaba previsto, tuvo lugar en Lola&Co la cata de Tequila la Chula con gran disfrute del que esto escribe y, por lo que pude comprobar, del resto de asistentes también.
Y es que estamos todos muy equivocados, cómo ya explicamos cuando hablamos de esta bebida por primera vez. La imagen que tenemos de siempre del tequila es la de los chupitos. Tan reconocibles que mucha gente llama a esos vasos “vasos de tequila” en lugar de “vaso de chupito”. Todos hemos recordado esos momentos de chupito para arriba, chupito para abajo, sin orden ni concierto, luego el body tequila…. ¡Ay, la juventud!
Pues bien, dejado a un lado la melancolía, volvemos a lo que nos ocupa, nuestra cata de Tequila La Chula ayer en Lola&Co. Y, claro, lo primero que nos llama la atención es que el tequila, al contrario de lo que pensábamos, se saborea. Se saborea y se pueden apreciar diferentes matices.
Empezamos con un tequila blanco que no toca barrica, luego un reposado (que descansa en barricas de Bourbon) y finalmente el añejo. Como guinda al pastel, el coctelero invitado, Giorgio, nos sirvió unos margaritas. ¿La receta? Con gusto… Como dicen en México!
Un parte de Cointreau.
Una parte de jugo de lima exprimido.
Un toque de savia de agave.
… y, finalmente, dos partes de Tequila.
(Giorgio recomienda el reposado, pero se puede hacer con cualquiera).
Claves de la Chula:
Destacaría tres cosas tres, que hacen del Tequila la Chula, especial, único y diferente. En primer lugar es 100% agave, muchos otros tienen azúcares y demás, esto agave 100%.
Además, todo el agave de la Chula se recoge en Jalisco, zona de la más importante producción en México. Por último, tiene 35º de graduación alcohólica, un poco más bajo que los demás tequilas que empiezan en 38º.
Esperamos que hayáis disfrutado y nos vemos muy pronto en Lola&Co, cenando y en los próximos eventos.
