Llegué a Lola&Co en mi bicicleta desde Slowroom. Había ido a ver unas cosas de mi bicicleta y, justo antes de las 7 y media, hice mi aparición en la zona destinada a la cata.
A pesar de que no había mucha gente, poco a poco se fue llenando y, al filo de las ocho, no cabía un alfiler. Y es que es muy difícil superar la combinación vinos + jamón + queso.
Pues bien, a las ocho en punto, más o menos, el enólogo de la familia Luis Cañas, Óscar Cárdenas, empezó a instruirnos. Tengo pendiente una conversación más larga con él para empaparme bien de todo, o en parte al menos, de lo que ayer nos contó. Con una gran maestría didáctica, nos fue enseñando a catar el vino, a olerlo primero abriendo la boca. Explicándonos que el vino tiene que dejar aroma una vez se aparta y que los vinos modernos, como los de Luis Cañas, tienen sabores afrutados. Más a fruta que a madera.
Vimos a la luz la capa del vino y la lágrima. Saboreamos los taninos y la acidez, tratando de captar los matices.
Nos desterró muchos mitos, como lo de la no conveniencia de decantar la mayoría de los vinos; el hecho de que el vino aguanta más cuanto más bueno es y que un crianza aguanta menos todavía, que es difícil que mejore por guardarlo. También nos contó que al vino, en cuanto le entra aire, ya va para abajo, así que lo dejarlo de un día para otro…. Pues casi mejor que no. Y si, el mito del “bouquet”, eso lo tienen muy poquitos vinos…
Para haceros el cuento corto
, y ahora os dejo con algunas fotos, probamos cuatro vinos y disfrutamos de queso y jamón serrano. Los vinos, como debe de ser, de menos a más: Rosado, Crianza y Reserva, de Rioja y por último un crianza pero este de Ribera. Ah, como suele pasar, hicimos una rápida encuesta y división de opiniones: Hay tantos gustos… como vinos!
Cata de Familia Luis Cañas en Lola & Co con Vinos de las Bodegas de Cair y de Bodegas Amaren. ¡Repetiremos!
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